¿Qué significa tener suficiente?
Si estas constantemente redefiniendo lo que realmente llena, este es para ti.
Hace cuatro años entraba en mi última semana de caminar el Camino de Santiago.
Me hacía la misma pregunta que hoy, por casualidad, me vuelvo a preguntar:
¿Qué es suficiente?
En ese momento, mi rutina era simple y predecible.
Durante esos treinta y cinco días, mis días consistían en llegar al albergue, lavar mi ropa, dejarla secar al sol, cenar, dormir lo necesario, levantarme temprano, caminar, almorzar y volver a caminar.
Día tras día, cargando una mochila que se iba aligerando tanto en peso como en significado.
Recuerdo que, al comenzar el Camino, alguien me dijo que la mitad de las cosas que llevaba en la maleta no las iba a usar.
Y así fue.
Después de una semana, comencé poco a poco a soltar.
A soltar pertenencias que no necesitaba.
Regalé la bufanda extra a alguien que la necesitaba.
Agradecí los pantalones favoritos que se quedaron colgando en un albergue.
Le envié a mi amiga en Barcelona la chaqueta impermeable que me ocupaba demasiado espacio.
Dejé atrás el dilema de si necesitaba un rain jacket y un poncho.
Nada de lo que tenía en la maleta era tan necesario como creía.
En ese viaje, en ese camino, entendí que lo suficiente no es una cantidad, sino una sensación.
Un respiro en el cuerpo que te dice: con esto ya puedes sentirte en calma.
Hace unos días, mientras estaba en la playa, el universo quiso recordarme esta lección.
Mientras veía a los delfines y pelícanos moverse frente a mí, me di cuenta de que la abundancia, en esta etapa de mi vida, era exactamente esto:
darme cuenta de lo bonito que es tener la playa casi para mí sola,
de la libertad y la felicidad de poder estar ahí, en medio de la semana.
Al igual que en el Camino, donde hablaba con desconocidos cada día, mientras reflexionaba sobre esto, un señor se me acercó.
Comenzamos a conversar y, como por acto de magia, el tema volvió a surgir.
Me contó que había crecido con la idea de más y más y más,
y que para él un día en la playa siempre había significado “tiempo perdido”.
Pero que, gracias a su hija —de la misma edad que yo—, había empezado a entender que la verdadera abundancia está en saber cuándo algo es suficiente.
En reconocer que el tiempo que tenemos es limitado,
y que no todo se mide en productividad o acumulación.
Me habló de cómo le tomó casi setenta años comprender que lo que realmente lo hacía feliz era tener tiempo de calidad con su esposa e irse de viaje con ella.
Y mientras lo escuchaba, sentí que esa conversación también era para mí.
Hoy, cuatro años después del Camino, mi definición de lo que es suficiente sigue transformándose.
Por primera vez, tengo un apartamento donde estoy comprando muebles que no planeo regalar ni vender en uno o dos años.
No porque los necesite, sino porque quiero echar raíces.
Porque en esta etapa de mi vida, lo suficiente significa tener un espacio mío en el que pueda enraizar; significa pertenecer,
significa conectar con una comunidad, por más que continúe viajando.
¿Y para ti? ¿Qué significa para ti tener suficiente?
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